INTRODUCCION
Según la OMS, se aplican miles de millones de inyecciones en el mundo cada año en atención médica. De estas inyecciones, varios millones no son seguras, en especial las que utilizan la misma jeringa o aguja.
Las enfermedades más comunes que se contagian con inyecciones inseguras son la hepatitis B, la hepatitis C y el SIDA.
En muchos países, siempre se utiliza equipo desechable en los establecimientos de salud y el principal problema es el uso y la eliminación seguros de las agujas.
Los médicos prescriben o aplican inyecciones. Por esto, están en una posición privilegiada para introducir cambios de conducta que puede llevar al uso seguro y adecuado de las inyecciones.
El uso seguro y apropiado de las inyecciones es un componente necesario de la prevención del VIH. Las prácticas seguras para evitar la infección del VIH también tienen importantes beneficios secundarios, aparte de la prevención del VIH, por ejemplo para otras infecciones como las hepatitis B y C.
CONSIDERACIONES BASICAS
Las inyecciones inseguras se producen por el uso excesivo de inyecciones y prácticas inseguras, que incluyen agujas sin esterilizar o esterilizadas inadecuadamente, múltiple uso de jeringas y eliminación de jeringas y agujas inapropiadas e inseguras.
Las inyecciones seguras evitan daños para el receptor, el proveedor y la comunidad. Las inyecciones inseguras ayudan a difundir patógenos a gran escala.
La actitud del médico y las prácticas inapropiadas puede ser un factor determinante en el uso excesivo de inyecciones "terapéuticas" en algunos países. Esto es el resultado de la suposición de algunos pacientes que sólo se sienten satisfechos si un tratamiento incluye inyecciones. La evidencia científica ha demostrado que esto es incorrecto. Los pacientes prefieren tener una buena comunicación con sus médicos antes de recibir inyecciones. Además, los esquemas de pago en algunos sistemas de salud pueden estar estructurados de manera que proporcionen incentivos perversos por el uso innecesario de inyecciones.
La mayoría de los medicamentos no inyectables son equivalentes en su acción y eficacia a los inyectables.
Las inyecciones inseguras son una pérdida de recursos de salud costosos que se puede evitar fácilmente con intervenciones integradas. Es necesario contar con tres elementos para una estrategia eficaz nacional, regional o local destinada a promover las inyecciones seguras:
El uso de inyecciones debe estar limitado a los profesionales de la salud con conocimientos adecuados y a personas con formación;
Cambio de conducta de los pacientes y personal de salud para disminuir el uso excesivo de inyecciones y lograr inyecciones seguras;
La disponibilidad de equipos y suministros necesarios, cuando sea posible desechables;
El uso de jeringas auto-destruibles cuando sea apropiado;
La manipulación de las agujas desechadas.
La mayor disponibilidad de equipos y suministro de inyecciones, cuando sea posible desechables, aumenta la seguridad de las inyecciones, sin incrementar necesariamente la cantidad de inyecciones inútiles.
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