LEY 3904
PODER LEGISLATIVO DE LA PROVINCIA DEL CHACO


 
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Prevención. Régimen. Adhesión
Sanción: 11/8/1993; Promulgación: 27/8/1993; Boletín Oficial: 15/9/1993

La Cámara de Diputados de la provincia del Chaco sanciona con fuerza de ley:

Artículo 1.- Adhiérese la provincia del Chaco a la LN 23798 -Ley Nacional de Bioseguridad- en todo y cada uno de sus términos, al DR 1244/90 -anexos I y II- y normas complementarias de bioseguridad dictadas al efecto.
Art. 2.- Regístrese y comuníquese al Poder Ejecutivo.
Feldmann; Ruiz Palacios.

Anexo I
(Decreto Nacional 1244/90)
ANEXO II
L 23798 - LUCHA CONTRA EL SIDA
Jurisdicción: Subsecretaría de Salud - Cuenta Especial
Régimen de Funcionamiento
a) Finalidad: Contribuir financieramente a la atención de las necesidades derivadas de la aplicación de la L 23798 y su reglamentación tendientes a desarrollar la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, la que comprenderá la dirección, investigación, diagnóstico, tratamiento y prevención de la enfermedad.
b) Se acreditará: Con los importes que el Tesoro Nacional asigne para el ampliamiento de los objetivos que pudieran ser incorporados para tal fin.
c) Se debitará: Por los gastos que demande el cumplimiento de lo establecido por la L 23798 .
d) Administración: Será administrada por la dependencia que fije el Ministerio de Salud y Acción Social.
NORMAS DE BIOSEGURIDAD PARA USO DE ESTABLECIMIENTOS DE SALUD
Las siguientes normas han sido elaboradas teniendo en cuenta por el art. 12 de la L 23798 , donde se declara de interés nacional, la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, cuyo texto completo se adjunta al final del presente trabajo.
Introducción
El SIDA es una enfermedad infecciosa, de rápida expansión y alta letalidad, producida por un virus de características particulares que actúa inutilizando progresivamente, los mecanismos de defensa del organismo humano.
El agente etiológico fue aislado en el año 1983 en el Instituto Pasteur de París, y con posterioridad en los Estados Unidos.
Las pruebas diagnósticas basadas en la detección de anticuerpos séricos comenzaron a utilizarse en 1984 y se efectúan de rutina para la detección de infectados y para el control de la sangre y hemoderivados.
El conocimiento de la historia natural de la enfermedad ha permitido definir dos grandes grupos:
a) Asintomáticos
b) Sintomáticos
No se ha podido determinar aún con certeza si todas las personas infectadas terminarán siendo enfermas, lo que se ha observado es que a medida que aumentan los plazos de seguimiento aumenta el porcentaje de asintomáticos que pasan a la categoría de sintomáticos.
Por el momento no existe tratamiento eficaz para curar la enfermedad y tampoco se dispone de una vacuna que permita inmunizar a las personas contra la infección.
Conceptos Epidemiológicos
La infección sólo puede producirse mediante la incorporación al organismo de material infectante.
Si bien se han producido aislamientos virales en todos los líquidos orgánicos, los únicos que han demostrado efectiva capacidad infectante han sido la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna.
Los estudios efectuados en todo el mundo son coincidentes en afirmar que existen tres vías de contagio:
a) La sexual.
b) La sanguínea, la que puede producirse de diversos modos:
1) Por transfusiones de sangre o hemoderivados, transplante de órganos o injertos de tejidos.
2) Por maniobras invasivas con instrumentos punzocortantes.
3) Por compartir agujas y jeringas.
c) La vertical, que es la transmisión de madre infectada a hijo y que ocurre durante el embarazo o el parto, pero que también puede producirse a través de la lactancia.
En algunos casos se asocian varias vías de transmisión y también existen casos particulares como el transplante de órganos, la hemodiálisis y la inseminación artificial.
No existe demostración de contagio por otras vías que las descriptas. La convivencia social con infectados no presenta riesgo de contagio. En el caso particular de los establecimiento de salud debe prestarse especial atención a la vía sanguínea y dentro de ella, a los contagios producidos a través de transfusiones de sangre o hemoderivados o por maniobras inmasivas con instrumentos punzocortantes contaminados.
PRECAUCIONES PARA PREVENIR LA INFECCIÓN POR EL HIV EN INSTITUCIONES DE SALUD
1. Precauciones universales
Estas precauciones deben ser aplicadas en forma universal permanente y en relación con todo tipo de pacientes. A los fines de sus manejos, toda persona debe ser considerada como un potencial portador de enfermedades transmisibles por sangre.
No se justifica, bajo ningún aspecto, la realización de testeos masivos como estudios prequirúrgicos o previos a procedimientos invasivos, dado que las normas de bioseguridad no deben cambiarse según la serología del paciente. Es de especial importancia que todo el personal esté informado de su existencia, que conozca las razones por las que debe proceder de la manera indicada y que se promueva su conocimiento y utilización a través de metodologías reflexivas y participativas. Tan importante como lograr su efectiva implementación es conseguir la continuidad en su utilización.
1.1. Todos los trabajadores de la salud deben utilizar rutinariamente los métodos de tarea apropiados cuando deban intervenir en maniobras que los pongan en contacto directo con la sangre o los fluidos corporales de los pacientes.
Dicho contacto puede darse tanto en forma directa, atendiendo a un paciente como durante la manipulación de instrumental o de materiales extraídos para fines diagnósticos, como en la realización de procedimientos invasivos, incluyendo en ellos a las venopunturas y extracciones de sangre. En todos los casos es necesario el uso de guantes o manoplas.
1.2. En los casos en los que por la índole del procedimiento a realizar pueda preverse la producción de salpicaduras de sangre u otros fluidos que afecten las mucosas de los ojos, boca o nariz deben utilizarse barbijos y protectores oculares.
1.3. Los delantales impermeables deben utilizarse en las situaciones en las que puede darse un contacto con la sangre u otros líquidos orgánicos del paciente que puedan afectar las propias vestimentas.
1.4. El lavado de manos luego del contacto con cada paciente, se haya usado o no guantes, es una medida de uso universal para prevenir cualquier tipo de transmisión de infecciones y debe ser mantenido para el caso de la infección por HIV.
1.5. Se deben tomar todas las precauciones para disminuir al mínimo las lesiones producidas en el personal de salud por pinchaduras y cortes.
Para ello es necesario:
a) Extremar el cuidado en el mantenimiento de una buena técnica para la realización de intervenciones quirúrgicas, maniobras invasivas y procedimientos diagnósticos o terapéuticos.
b) Luego de su uso los instrumentos punzocortantes y las agujas y jeringas deben ser colocados en recipiente para su descontaminación previa al descarte, o al lavado en caso de elementos reutilizables.
Estos recipientes deben ser preferentemente amplios, de paredes rígidas o semirígidas con tapa asegurada para su posterior descarte y contener en su interior una solución de hipoclorito de sodio al 1% (*) preparada diariamente y estar ubicado lo más cerca posible del lugar de uso de los instrumentos.
En el caso particular de las jeringas y agujas, no se debe intentar la extracción de éstas, se debe aspirar la solución y manteniendo armado el equipo, se lo debe sumergir en la solución.
No se debe reintroducir la aguja descartable en su capuchón o tratar de romperla o doblarla.
El material descartable podrá ser desechado luego de permanecer treinta minutos en la solución, siguiendo los procedimientos habituales.
El material no descartable también permanecerá treinta minutos en la solución y recién entonces podrá ser manipulado, lavado y reesterilizado sin riesgo alguno para el operador.
1.6. Se debe reducir al máximo la respiración directa boca a boca, ya que en este procedimiento puede existir el contacto con sangre.
En las áreas donde pueda preverse su ocurrencia (sala de emergencias, internación o de procedimiento) debe existir disponibilidad de bolsas de reanimación y accesorios.
1.7. Los trabajadores de la salud que presenten heridas no cicatrizadas o lesiones dérmicas exudativas o rezumantes deben cubrirlas convenientemente antes de tomar contacto directo con pacientes o manipular el instrumental destinado a la atención.
1.8. El embarazo no aumenta el riesgo de contagio por lo que no es necesario una interrupción anticipada de las tareas. Solo se encomienda extremar las precauciones enunciadas y no transgredirlas bajo ningún punto de vista.
2. Precauciones para procedimientos invasivos
A los fines de la aplicación de esta norma entendemos como procedimientos invasivos a las intervenciones quirúrgicas, canalizaciones, partos, punciones, endoscopías, prácticas odontológicas y cualquier otro procedimiento diagnóstico o terapéutico que implique en su desarrollo lesión de tejido o contacto con la sangre.
2.1. En todos estos procedimientos son de aplicación las precauciones universales ya expuestas. Uso de guantes, de barbijos y protecciones oculares si se prevén salpicaduras en cara y delantales impermeables si es posible que la sangre atraviese las vestiduras normales (partos, cesáreas y ciertas intervenciones quirúrgicas).
2.2. En los partos vaginales o por cesárea, las precauciones deben mantenerse mientras dure la manipulación de la placenta y en el caso del recién nacido hasta que de su piel haya sido eliminada la sangre y el líquido amniótico.
2.3. En la preparación del quirófano debe incluirse la incorporación, a los bollones de aspiración de solución de hipoclorito de sodio al 1% hasta cubrir 1/5 de su volumen.
2.4. Deben extremarse los cuidados para mantener la mejor técnica operatoria y evitar remover hojas de bisturí o reenhebrar agujas. Para ello es conveniente tener la suficiente cantidad de agujas enhebradas y más de una hoja de bisturí ya montada.
Se debe utilizar doble mesa quirúrgica o receptáculo intermedio para evitar el contacto.
2.5. Si un guante se rompe o es pinchado durante un procedimiento debe ser reemplazado de inmediato, previo lavado de manos. La aguja o instrumento causante del daño, debe ser eliminado del campo estéril.
2.6. Con el material ya usado utilizar los procedimientos de desinfección o descontaminación descriptos en el punto 1.5. (inmersión en solución de hipoclorito de sodio al 1% durante treinta minutos antes de su posterior manipulación para lavado y reesterilización o descarte según corresponda).
3. Precauciones para odontólogos
3.1. Las precauciones universales ya descriptas son de aplicación permanente, asumiendo que todas las prácticas odontológicas ponen al operador en contacto directo con sangre o con fluido gingival del paciente. En consecuencia se debe insistir en el uso de guantes y en los casos que puedan producirse salpicaduras o aerosilización de material, también de barbijo y protección ocular. Para reducir la posibilidad de goteos o de salpicaduras se recomienda la utilización de dique de goma y evacuación de alta velocidad, así como una adecuada posición del paciente.
3.2. Para el lavado de turbinas, micromotores y de las jeringas para aire y agua y de las piezas de manos, deben tenerse en cuenta las recomendaciones adecuadas para cada dispositivo.
3.3. Las piezas de manos deben ser desinfectadas o esterilizadas entre paciente y paciente. La desinfección se hará con agua oxigenada al 6% durante 30 minutos o con glutaraldehido al 2% en igual lapso.
3.4. Todo material o instrumental que haya sido utilizado en la boca del paciente debe ser cuidadosamente desinfectado antes del lavado para eliminar todo resto de sangre o saliva.
Todas las impresiones o aparatos infraorales o prótesis deben ser cuidadosamente desinfectados antes de ser manipulados en el laboratorio o colocados en la boca del paciente.
Es recomendable pedir precisiones a los fabricantes para poder elegir el tipo de desinfectante más apropiado para las características del material utilizado.
3.5. El equipo dental y las superficies difíciles de desinfectar que tienen que entrar en contacto directo con la boca del paciente, deben ser envueltos en papel impermeable o plástico. Estas cubiertas deben ser descartadas y reemplazadas por otras nuevas entre paciente y paciente.
4. Precauciones para autopsias
4.1. Todas las personas que actúen en autopsias deben usar guantes, barbijos, protectores oculares, delantales impermeables y botas de goma. Los instrumentos y superficies deberán ser desinfectados al final del procedimiento.
5. Precauciones para diálisis
5.1. Los pacientes infectados por HIV pueden ser tratados con hemodiálisis o diálisis peritoneal sin que sea necesario aislarlos de otros pacientes siempre que se utilicen debidamente las medidas de bioseguridad. Por lo tanto, el tipo de tratamiento dialítico a utilizar deberá estar basado exclusivamente en las necesidades del paciente.
5.2. Las precauciones universales que ya se han detallado son de aplicación para los centros de diálisis y deben ser utilizados con todos los pacientes.
5.3. Las medidas para la decontaminación química de los sectores de pasaje del líquido de diálisis que están destinadas a controlar la contaminación no requieren modificación, si el paciente dialisado es portador del HIV.
5.4. Cuando se descarta el dializador (filtro) debe seguirse el proceso de decontaminación previo y luego ser desechado.
5.5. Cuando por alguna razón se estén reutilizando los dializadores, es indispensable asegurar que cada paciente sea dializado con su propio equipo y que éstos no se intercambien y no se utilicen para más de un paciente.
6. Precauciones específicas para laboratorios (van aparte)
7. Precauciones para accidentes laborales
7.1. Lavar la herida con abundante agua y jabón, desinfectar y efectuar la curación pertinente.
7.2. Se debe identificar al paciente con cuya sangre o material se haya producido el accidente y valorar su posible condición de portador según la clínica, la epidemiología y el laboratorio. Se debe solicitar el consentimiento del paciente para efectuar la serología. En caso de negativa del paciente, proceder como si fuera positivo.
7.3. Se deberá efectuar la serología a toda persona accidentada, dentro de las 72 horas de producido el accidente y, en caso de resultar negativa repetirla a los 3, 6, 12 y 18 meses.
7.4. La zidovudine (AZT) no ha demostrado aún ser efectiva para prevenir la infección por HIV en los casos de exposición accidental. Por ello y teniendo en cuenta sus potenciales efectos adversos, no es aconsejable su uso en estas situaciones. Se debe analizar cada caso en particular.
8. Esterilización y desinfección
La esterilización es la destrucción de todos los gérmenes, incluido los esporos bacterianos que pueda contener un material, en tanto que desinfección que también destruye a los gérmenes puede respetar a los esporos.
Los instrumentos médicos que tocan las mucosas pero que no penetran los tejidos (p. ej.: fibroscopios, espéculos, etc.) deben ser esterilizados, si esto no fuera posible deben ser sometidos a una desinfección cuidadosa y adecuada.
Se debe recordar que en ciertos casos los instrumentos son sometidos a la acción de soluciones detergentes o antisépticas para diluir las sustancias orgánicas o evitar que se sequen. Dado que este paso no es una verdadera desinfección, los instrumentos no deberán ser manipulados ni reutilizados hasta tanto no se efectúen una verdadera esterilización o desinfección suficiente.
El HIV es muy lábil y es destruido por los métodos habituales de desinfección y esterilización que se aplican a los instrumento médicos antes de su utilización.
El calor es el método más eficaz para inactivar el HIV, por lo tanto la esterilización y la desinfección basadas en la acción de calor son los métodos de elección.
La acción decontaminante de los productos que liberan cloro (solución de hipoclorito de sodio "agua lavandina") se aprovecha para tratar los instrumentos inmediatamente después de su uso y permitir, luego, su manipulación sin riesgos hasta llegar a la esterilización o desinfección adecuada.
8.1. Esterilización por vapor: Ver normas de laboratorio.
Es el método de elección para el instrumental médico reutilizable. Se debe mantener por lo menos 20 minutos luego que se hayan alcanzado los 121 ºC a una presión de dos atmósferas.
8.2. Esterilización por calor seco:
Debe mantenerse por dos horas a partir del momento en que el material ha llegado a los 170 ºC.
8.3. Esterilización por inmersión en productos químicos:
Si bien los ensayos de laboratorio han demostrado que numerosos desinfectantes que se usan en los servicios de salud son eficaces para destruir al HIV, inactivación rápida que suelen sufrir por efecto de la temperatura o en presencia de material orgánico, no hace fiable su uso regular (p. ej.: compuesto de amonio cuaternario, timersal, hiodóforos, etc.). Estas sustancias no deben ser utilizadas para la desinfección.
Si el uso del calor no es posible, se utilizará:
- Glutaraldehido al 2%: La inmersión durante 30 minutos, destruye las formas vegetativas de bacterias, hongos y los virus. Son necesarias 12 horas para destruir los esporos y llegar a la esterilización.
La solución ya activada no debe conservarse por más de dos semanas y en caso de turbidez, debe ser reemplazada inmediatamente.
Una vez desinfectado el material puede ser lavado con agua estéril para eliminar los residuos del producto.
- Agua oxigenada: La inmersión del material en una solución de agua oxigenada (peróxido de hidrógeno) al 6% durante 30 minutos asegura la desinfección. Luego debe lavarse el material con agua estéril.
La solución al 6% se prepara a partir de una solución estabilizada al 30% (un volumen de solución al 30% por cada 4 volúmenes de agua hervida).
8.4. Decontaminación de superficies mediante compuestos que liberan cloro: Ver normas de laboratorio.
Para la decontaminación de superficies manchadas con sangre o fluidos corporales se recomienda proceder con guantes, colocando primero papel u otro material absorbente y decontaminar luego lavando con una solución de hipoclorito de sodio al 1%.
Si la cantidad de sangre o material fuera mucha se puede verter sobre ella la solución de hipoclorito de sodio al 1%, dejar actuar 10 minutos y proceder al lavado.
Para este tipo de contaminación no es conveniente el uso de alcohol ya que se evapora rápidamente y coagula los residuos orgánicos sin penetrar en ellos. El hipoclorito de sodio es bactericida y viricida pero tiene el inconveniente que es corrosivo (el material de acero inoxidable no debe mantenerse más de 30 minutos en la solución). Se degrada rápidamente por lo que las soluciones deben prepararse diariamente y dejarse al reparo de la luz y el calor.
(*) Preparación de la solución de hipoclorito de sodio.
Solución de hipoclorito de sodio al 8% (concentración de la lavandina usada en el país):
- 125 cm3 c/1.000 cm3 de agua o
- 250 cm3 c/2.000 cm3 de agua o
- 500 cm3 c/4.000 cm3 de agua y así sucesivamente.
9. Lavadero
Las ropas sucias deben ser colocadas en bolsas plásticas tratando de manipularlas lo menos posible. El personal que recoge la ropa debe usar guantes.
Antes del lavado deben decontaminarse por inmersión en solución de hipoclorito de sodio al 1% durante 30 minutos. Luego se procederá al lavado s/técnica habitual.
El personal que cuenta y clasifica la ropa deberá usar guantes y barbijos (no por el HIV sino por otros gérmenes que se transmiten por vía aérea).
10. Basura hospitalaria
Debe ser descartada siguiendo las normas higiénicas recomendadas para el tratamiento del material hospitalario.
Recordar que para entonces, el material descartable (en especial los objetos punzocortantes) ya habrán sido tratados como corresponde.
Las presentes normas han sido actualizadas al 11/7/91 por los miembros de la Comisión Nacional y las personas convocadas por la misma y que se detallan a continuación:
Dr. Jorge A. Benetucci
Dr. Héctor Pérez
Dr. Arnaldo Casiro
Lic. Leonor Núñez
Dra. Celia Wainstein
Dr. Alfredo Brezina
Dra. Silvia González Ayala
Lic. Mónica Petracci.

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